El Telèmac dels primers cants


Daniel Mendelsohn. Una Odisea. Un padre, un hijo, una epopeya. Traducció de Ramón Buenaventura. Seix Barral, 2019. P. 126-128.


Con sus impredecibles bandazos entre la adorable fanfarronada y el despiste total, el Telémaco de los primeros cantos de la Odisea le hace pensar a uno en algún colegial novato. En el Canto I, por ejemplo, da muestras de una grosería muy desagradable con su madre.

[...] La adolescente vacilación de Telémaco entre la torpeza y la arrogancia se vuelve a poner de manifiesto durante la escena de la asamblea, en el Canto II. 

¿Por qué dedica tanto espacio el poeta a las escenas en que Telémaco se expresa mal, confunde lo privado con lo público, pierde el control de sí mismo y de la situación?  Son varios los posibles motivos. La escena de la asamblea, por ejemplo, transmite lo inestable de la situación política itacense —consideración que puede escapárseles a los lectores, demasiado atentos al drama familiar —. Más aún: el énfasis en la torpeza de Telémaco como orador pone de manifiesto, por contraste, el importante tema de la astucia verbal, uno de los grandes talentos de Odiseo.

Pero hay otro motivo, que me impacta con fuerza cuando releo ahora el poema. Poniendo el énfasis en las incapacidades del hijo, el poeta nos hace desear, también a nosotros, que aparezca el padre, cuya autoridad y cuya competencia están fuera de toda duda. De este modo, la Odisea promulga lo verdadero de uno de sus más famosos e inquietantes versos: «Pocos hijos son iguales a su padre; casi todos son peores y solo unos pocos los superan.» 


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P.S.: Una nota a peu de pàgina de la versió d'Alberich, a propòsit de «Són pocs els fills semblants al pare; la majoria són pitjors i només pocs són millors que el pare», diu:

«Aquí el poeta exposa la idea aristocràtica de la degeneració de les races amb el pas del temps, com també ho fa Hesíode en fer referència a les cinc edats o races en la seva obra Els treballs i els dies

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