El regne del ventre
Miguel Brieva |
Pietro Citati. Ulises y la Odisea. Traducció de José Luis Gil Aristu. Galaxia Gutenberg, 2008. P. 252-254.
En la Odisea, el abismo es el reino del vientre: el vientre «ávido» y «funesto», del que Ulises había hablado a Alcínoo y del que vuelve a hablar en Ítaca de manera obsesiva con Eumeo y los pretendientes. En el vientre, como en la mênis de Aquiles, en el amor, en el éxtasis dionisiaco, en el fuego y en la ferocidad guerrera, se oculta una furia que enloquece. No podemos olvidarlo nunca; nos obliga a vagar, a guerrear, a afrontar cualquier dolor. Cuando debemos alargar la mano para tomar un trozo de carne o un pedazo de pan, se derrumban todos los signos de la existencia. Ya no hay moralidad, pudor ni recato; ya no existe aquella vergüenza que, según Hesíodo, regresará al Olimpo en la edad de hierro. Bajo el dominio del vientre, Ulises conoce la última degradación: él, el rey semejante a un águila, debe pelear a puñetazos con Iro, un gordo mendigo de Ítaca. Ulises le golpea en la espalda y bajo la oreja; le rompe los huesos, lo echa por tierra, lo arroja al patio y recibe en premio de los pretendientes morcillas de grasa y sangre. Los pretendientes se mueren de risa. Ésta es la auténtica degradación: las risas complacidas y cómplices de los pretendientes a sus espaldas. Ulises se convierte en héroe de una farsa procaz aplaudida por los usurpadores.
[...] Ulises realiza un prodigioso experimento teatral: no es un mendigo sino un actor que recita el papel de mendicante, como si durante toda su vida, mientras era rey o combatía en Troya no hubiera hecho otra cosa que observar las costumbres de los pordioseros e imitarlos ante un público compuesto por señores. Ningún otro héroe habría aceptado aparecer en escena y envilecerse, sobre todo en presencia de sus enemigos. A Ulises, en cambio, le gusta disfrazarse; le agrada comer con los porqueros, jactarse, contar patrañas, ponerse el manto de Eumeo, representar el papel de hombre del vientre. Siempre había mirado las cosas desde arriba, desde los palacios donde habitan los señores, y ahora le satisface contemplarlas desde abajo, hundido en el fango.
El nuevo punto de vista le revela verdades insospechadas hasta entonces; quizá no 'toda' la verdad, pero sí una parte indispensable de la misma. Conoce las vicisitudes de la fortuna humana —como todo cambia y se derrumba— porque las ha probado e imaginado; y el rey más excelso se convierte de repente, forzado por la casualidad, en el último de los vagabundos. Le agrada representar el papel de esclavo, posee incluso un corazón de siervo; es el primero de los criados de comedia, de los 'fígaros', que, durante dos mil años después de él, recorrerán con agilidad, sin desesperar jamás, sin dejarse dominar nunca, el escenario intrincado y de farsa del mundo. Pero a pesar de su recital, no olvida que es Ulises, una gran águila de alas desplegadas. De vez en cuando destroza la ficción y, con una nobleza dolorida, habla de lo mísero y efímero que es el ser humano, y también de los dioses, y de cómo debemos «recoger en silencio» los dones que nos concedan.
Fragments a propòsit del ventre, en els últims cants que hem llegit:
ResponEliminaOdisseu a Eurímac (cant XVII)
És impossible amagar molt de temps les ànsies del ventre,
el maleït, el que dóna a la gent tant de mal i desgràcia:
ell té la culpa que s'armen vaixells de bones bancades
que, als enemics, els porten el mal per la mar infecunda.
_______________
Odisseu als pretendents, quan Antínous li ha llençat un escambell (Cant XVII)
No arriben mai l'aflicció o el dolor a l'entranya d'un home
quan rep un colp combatent pels seus propis béns, per la hisenda
o pels ramats, per les vaques i els bous o les blanques ovelles.
Jo, tanmateix, he rebut aquest colp d'Antínous per culpa
d'un ventre trist i funest, que ha fet tant de mal a tants homes.
___________________
Odisseu als pretendents, abans de barallar-se amb Iros (Cant XVIII)
És impossible, amics, que un ancià, consumit d'infortunis,
lluite amb un home més jove. El meu ventre, però, m'ho demana,
el malfactor, per a fer-me aguantar colps de puny fins a caure.