Dante, profeta

Canto VI: Circle Three, The Gluttons. Robert Rauschenberg, 1958

 

ROBERTO BENIGNI
Mi Dante
Confluencias, 2012
P. 48-49


Imaginad cuando la gente de la época leía la Comedia y aparecía un nuevo personaje sin que Dante dijese su nombre. Todos se preguntaban ¿quién será? Después Dante lo nombraba y descubrían que era un conocido suyo
—¡Virgen santa! ¡Pero si es Ciacco!
—¿Ciacco?
—Sí, ha puesto a Ciacco en el Infierno. El hijo de la Emma, la que vivía en la calle Pecci.
—¡No!..Madre mía...Claro, como era tan goloso..., lo que comía...,¡eh?
En realidad Dante no lo conocía personalmente. Sobre Ciacco se ha investigado mucho, pero aún no se sabe bien quién era. Se le cita incluso en un cuento del Decamerón de Boccaccio, en la sexta jornada, y de él dice Boccaccio que le gustaba con locura comer y que no se perdía ni una de las comidas o de las cenas a las que lo invitaban, y tampoco ninguna a las que no estaba invitado.

[...] Dante aprovecha la ocasión para preguntar a Ciacco —que, como muerto, debería saber lo que sucederà en el futuro— qué será de Florencia y de las luchas entre güelfos y gibelinos; Ciacco le responde con un vaticinio sobre los hechos que ocurrirán después del 1300.
Un recurso narrativo espectacular, porque Dante ya está en el exilio; empieza a escribir la Comedia en 1306-1307, pero la ambienta en el 1300, por tanto finge no estar al corriente de nada en el momento de su redacción, y entre sus contemporáneos queda como un profeta. Así los lectores de su tiempo leen una profecía de boca de Ciacco que después se cumple de verdad.

[...] Lo mejor de todo es que Dante juega utilizando un personaje popular, no un protagonista de la Historia. Esa es su grandeza.

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