El cant XVII
Domenico Mastronianni, ca. 1910 Font: El infierno de Barbusse |
Invitación a la Divina Comedia. Infierno XVII
La discreta
19|2|2021
Si algo demuestra el canto XVII es que las llamadas “transiciones” en la Divina comedia son tan importantes y ricas de significado, o más, que los propios episodios en sí, es decir, que la obra no puede ser considerada episódica sino, al contrario, dotada de una gran continuidad y progresividad narrativas y pedagógicas. La bajada del profundo abismo que media entre el círculo séptimo y el octavo implica un salto cualitativo fundamental en la maldad; por eso, el medio utilizado para el descenso se presenta en los primeros versos como el más potente del que puede disponer el ser humano, un medio capaz de vencer todos los obstáculos y resistencias, ante el cual la víctima se encuentra más indefensa que ante la violencia. Gerión es una de las invenciones más originales de Dante, pues sus antecedentes en la mitología clásica (Virgilio, Ovidio) quedan aquí completamente olvidados: cabeza de hombre justo, cuerpo de saurio y cola con aguijón similar al del escorpión, posee, no tres cuerpos, como algunos indican, sino un cuerpo híbrido, el de un saurio con cabeza humana. El significado de esta fisonomía no ofrece problemas: el que engaña presenta una cara honesta para hacerse con la confianza de su víctima y ocultar sus malévolas intenciones (la cola con aguijón, nombrada cinco veces). Su piel pintada con urdimbres señala su método: urdir tramas y enredos para conseguir sus fines; mientras que su cuerpo de saurio coincide con el del estelión (una especie de salamandra), animal capaz, según Plinio, de engañar al hombre, y que daba nombre al delito de estelionato o contrato fraudulento. Se trata de la única alegoría declarada de la obra, imagen de fraude (v. 7), sucia por cuanto el fraude implica turbias intenciones ocultas.
[...] El descenso a lomos de Gerión es uno de los momentos más brillantes desde el punto de vista narrativo de toda la cántica, y ha sido señalado, con cierto asombro, la capacidad del autor para describir sensaciones percibidas durante el vuelo, en una experiencia que no había podido tener. De esta manera, frente al miedo de Dante, descrito por medio de tres significativos símiles analíticos (vv. 85-90, 106-111), se pone de manifiesto la regularidad y suavidad de la bajada, que demuestra que Gerión, a pesar de su inmensa fortaleza, es controlado por Virgilio-la razón. En efecto, la impotencia de Virgilio frente a la violencia, mostrada ante las murallas de la Ciudad de Dite, se vuelve aquí plena capacidad operativa, pues la astucia y la malicia sí pueden ser contrarrestadas con el uso virtuoso de la razón, que indica la equilibrada medietas. El vuelo-nado de Gerión es, así, un forzado ejercicio de medietas, al contrario de los de Faetón e Ícaro, quienes por escasez de fortaleza y exceso de atrevimiento, respectivamente, caen en su vuelo: la lentitud del descenso (v. 113), ordenada por Virgilio (vv. 98-99), que se realiza en círculos amplios y acompasados (vv. 124-125, 127-132), en contraste con la caída impetuosa del Flegetonte (vv. 118-120) y con la partida brusca final del monstruo (v. 136); la contemplación desde arriba del foso infernal… Todo lleva a la configuración de una figura ambivalente, que si, por un lado, supone la potenciación extrema del apetito sensitivo al volverlo apetito racional, lo que produce la fuerza bestial del monstruo, por otro también deja abierta la posibilidad de su control por medios racionales para producir un vuelo cuerdo (frente al célebre vuelo loco, folle volo, que nos encontraremos más adelante) circular y pausado.
Ara diré una ximpleria, però em va fer gràcia d'aquest cant quan Virgili envia Dant a mirar els usurers mentre ell parla amb Gerió. Com a les excursions quan la profe parla amb el conductor de l'autocar.
ResponEliminaHa ha ha!
EliminaEl pròxim apunt del cant es titula 'Transport discrecional', justament.