Una acotació

Stradano, 1587


OSIP MANDELSTAM
«Hablando de Dante»
A: Dante en su centenario. Taurus, 1965. P. 88-89.


Aquí me gustaría llamar la atención sobre una de las notables peculiaridades de la psique de Dante: su miedo a las respuestas directas, ocasionado quizá por la situación política en aquel siglo tan peligroso, intrincado y criminal.

Aunque toda la Divina Comedia, como ya hemos mostrado, es una serie de preguntas y respuestas, cada declaración directa de Dante es literalmente alumbrada merced al arte de partear de Virgilio o con ayuda de la niñera Beatriz, y así sucesivamente.

Infierno, Canto XVI. La conversación se sostiene con esa apasionada prisa conocida solamente en las cárceles: aprovechar a toda costa el breve momento de la entrevista. Las preguntas las hace un trío de eminentes florentinos. ¿Sobre qué? Sobre Florencia, por supuesto. Sus rodillas tiemblan de impaciencia y temen oír la verdad. La contestación, lapidaria y cruel, es recibida bajo la forma de un grito. En esto, aun cuando Dante ha hecho un desesperado esfuerzo por dominarse, hasta su mentón se estremece y vuelve la cabeza, y todo ello es expresado nada más y nada menos que en la acotación escénica del autor:

Così gridai colla faccia levata.

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