Bestiari

 Che d' un leone avea faccia e contegno.

(Inferno, XVII 60)


Codex Urbinate Latino 365 (Clic!)



VIOLETA DÍAZ-CORRALEJO
Los gestos en la literatura medieval
Gredos, 2004. P. 164-165.

Para describir la bolsa de un usurero se nos dice que tenía la cara y el aspecto de un león. Para Mattalia esto indicaría la figura y la gestualidad que se consideraban características de un león, lo que nos lleva, una vez más, a la importancia medieval de la gestualidad como caracterización visible de una personalidad. Aquí se trataría de identificar a un pecador de usura. Ahora bien, la palabra contegno, que sería la que podría indicar el «gesto» del león está diversamente interpretada: podría ser la actitud típica de arrogancia y orgullo del león, o podría ser la postura del león rampante habitual en heráldica. En cualquier caso hay que unirlo necesariamente a los otros cuatro animales que figuran en las bolsas de los usureros. Todos ellos han sido unánimemente identificados por los críticos con escudos de armas de cinco conocidas casas nobles en cuya historia figuran casos célebres de usura.

A estos animales que identifican a los usureros concretos hay que añadir la colección de animales mencionados en los distintos símiles del mismo Canto hasta alcanzar el número de 9 en sólo treinta versos.

Todos estos animales se han relacionado por una u otra vía, con el infierno y el demonio: el perro, símbolo de la maldad, asociado a la muerte, a la incontinencia; mosquitos y pulgas que chupan la sangre de otros animales, es decir, que viven de explotar a otros, sin trabajar, exactamente como los usureros; moscas, que viven en los excrementos y en la podredumbre, seres apegados a lo terrenal más despreciable; el león, símbolo del orgullo, de la potencia irascible, del diablo; la oca, mensajera del mundo ultraterreno, animal criado para el placer; la cerda, símbolo de la suciedad, de la glotonería, sede preferida del demonio; el macho cabrío, la lujuria, encarnación del propio Satanás; el buey en fin, símbolo de la mente obtusa, de la estulticia, de la ignorancia, de la lujuria y del diablo.

Además, los usureros hacen gestos que contienen referencias animalescas. Se trata de los últimos pecadores de la zona de violencia contra natura, al borde del abismo del fraude. Los usureros violentan a la naturaleza porque no viven de su trabajo, como explica Virgilio en el Canto XI, y bordean el fraude cuando intentan, además, engañar a sus prestatarios. Aunque sólo se nos habla de la cara y del aspecto del león, quizá porque, de los cinco, es el de aspecto más noble y expresivo, hay que suponer que la identificación por el aspecto y el gesto externos deben extenderse a los demás...


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