El cant XVIII
Miquel Barceló |
JOSÉ MARÍA MICÓ
Dante Alighieri. Comedia. Pròleg, comentaris i traducció de José María Micó.
Acantilado, 2018.
Lo que Dante ha visto desde la grupa de Gerión es el círculo octavo, «un lugar llamado Malasbolsas» en cuyo fondo se divisa el último espacio del infierno (el pozo de hielo del Cocito, del que hablará en el lugar correspondiente). Malasbolsas es una estructura circular, de piedra oscura, compuesta por otros diez círculos internos que se degradan progresivamente, a manera de fosas, con diez pasadizos de roca sobre ellos por los que los dos poetas irán avanzando. En la primera bolsa ven dos hileras de pecadores que caminan desnudos en dirección opuesta, de manera que unos se les acercan y otros se les alejan, como los peregrinos que acuden a Roma por el jubileo (la comparación no es inocente). Desde lo alto de la roca, numerosos demonios dan latigazos a los condenados para que se apresuren. Dante ve pasar a uno que le resulta familiar y, con la anuencia de Virgilio, retrocede para corroborarlo. El pecador intenta ocultarse, pero es reconocido: es el boloñés Venedico dei Caccianemici, que convenció a su hermana Ghisolabella para que se entregase a Obizzo II (véase Inf., XII, III); el infierno está tan lleno de boloñeses —dice— que en la Tierra ya no queda casi nadie que hable el dialecto de la zona. (Dante no recordaba o no quiso recordar que Venedico estaba aún vivo en 1300 y que murió en 1303, tal vez porque prefería darlo ya por muerto y colocarlo en el infierno). Un diablo lo fustiga para que siga avanzando. Virgilio y Dante se suben a una roca para ver a los del otro grupo y el guía identifica a algunos personajes: entre todos destaca Jasón, que sedujo a la joven Isífile, y «con él van los que de este modo engañan». Abandonan la primera bolsa (la de los rufianes y seductores) y pasan a la segunda, «un albañal que parecía | la unión universal de las letrinas». Allí están los lisonjeros, que bufan y escupen ruidosamente y se golpean. Dante se fija en uno tan cubierto de excrementos que no puede ver si es clérigo o seglar, pero cree saber quién es: Alessio Interminelli (un caballero de Luca, representante de los güelfos blancos, al que tal vez trató el autor en Florencia en 1299); por su parte, Virgilio le indica que se fije en una mujer que ha reconocido, la prostituta Tais, y decide que no hay que perder más tiempo en esa bolsa.
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