El cant XXI
J.A. Koch |
ISABEL GONZÁLEZ
JÚLIA BENAVENT
Guía a la lectura de la Divina Comedia
Institució Alfons el Magnànim, 2007
El canto tiene una estructura muy viva, llena de apariciones imprevistas, golpes de escena y representaciones sarcásticas. Es el primer acto de la comedia de los demonios que se prolongará por los cantos XXII y XXIII. Dante que en todo momento controla a sus personajes hace aquí manifestación de la crueldad y bajeza de estos seres: de frente al pecado vil del engaño por dinero, la pena es feroz en cuanto a la ordinariez y grosería de la invención.
En efecto: el canto se abre con el recuerdo de Dante de que se trata de una comedia, Così di ponte in ponte, altro parlando / che la mia comedìa cantar non cura, / venimmo; (vv. 1-3), para poder, tal vez, justificar la vivacidad y la ordinariez del lenguaje popular del episodio. Sigue la comparación de la negrura de la pez que hierve en el fondo de la fosa, semejante a la pez que usan los marineros venecianos en el arsenal, con todo el colorismo de los trabajos invernales, cuando reparan sus barcos: unos reparan los buques averiados que no pueden navegar, otros calafatean los costados de las naves que ya han realizado muchos viajes, otros recorren la proa o la popa de los barcos, otros hacen remos, o mesanas u otras piezas, Quale ne l'arzanà de' Viniziani / bolle l'inverno la tenace pece / a rimpalmare i legni lor non sani, / ché navicar non ponno —in quella vece / chi fa suo legno novo e chi ristoppa / le coste a quel che più vïaggi fece; / chi ribatte da proda e chi da poppa; / altri fa remi e altre volge sarte; / chi terzeruolo e artimon rintoppa—: / tal, non per foco ma per divin' arte, / bollia là giuso una pergola spessa, / che 'nviscava la ripa d'ogne parte (vv. 7-18).
Se trata de una de las comparaciones más famosas del poema dantesco, no sólo por su enorme longitud sino también por la vigorosa fantasía de Dante: el arsenal que bulle en plena actividad con los trabajos de los hombres con la actividad de la pez hirviendo en el fondo de la fosa.
El lenguaje de los diablos es trivial y sarcástico. En los condenados al desgarro físico se añade la congoja de las palabras.
También de una gran viveza y realismo es la parte última del canto, concretamente el engaño de Malacoda, el jefe de los demonios, que consigue conmover a Virgilio al ofrecerle la posibilidad de salir de aquel lugar, indicándole un paso que en realidad no existe.
Hay que notar la situación dramática que se produce cuando —lo mismo que hemos visto ante la puerta de la ciudad de Dite— la razón humana, encarnada por Virgilio, sucumbe ante la mentira, mientras el pavor de Dante termina por ser un elemento más razonable que la propia seguridad del maestro.
Tampoco se puede olvidar que Dante fue acusado de estafa y es natural que en este canto, en donde están los estafadores, el poeta florentino haya cargado las tintas en la vulgaridad más absoluta en la que los más famosos usurpadores están inmersos. ¿La "trombetta" obscena de Barbariccia, cuando responde al gesto de sus compañeros diablos que habían apretado la lengua entre los dientes —como se hace antes de defecar—, con un acto igualmente vulgar, ed elli avea del cul fatto trombetta (v. 139) y el lanzamiento de un tremendo pedo, puede tener que ver con la trompeta del bandido que le anuncia a él, Dante, la condena como tramposo?
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