Lectura al·legòrica
Franz von Bayros, 1921 |
Los gestos en la literatura medieval
Gredos, 2004. P. 140-143
Empieza el Canto XXIII en esta situación, con los dos viajeros caminando solos, sin compañía ninguna y en silencio, entregado cada uno a sus pensamientos.
El principio de este canto, que constituye el final del episodio [el dels dimonis], contiene una concentración de información proporcionada por los significados alegóricos, verdaderamente extraordinaria. En sólo 57 versos encontramos 7 símiles y 3 gestos o movimientos.
[...] Todos los símiles insisten, con variaciones, en la misma idea: la unidad e interdependencia de Virgilio y Dante, en tanto que partes racional e irracional del alma respectivamente, y cómo, a veces, la irracional percibe el peligro antes que la racional (los delfines, animal irracional, perciben antes el peligro de la tormenta y avisan a los marineros, seres racionales), pero sin ella no puede hacer nada (el niño, criatura racional todavía sólo en potencia, percibe antes que la madre el fuego de la casa incendiada pero no puede hacer sino llorar para avisar o por miedo, pero es la madre la que puede actuar). La parte irracional ha percibido el peligro antes que la racional (lo que se nos ha estado subrayando de modo insistente a lo largo de los dos cantos anteriores mediante los gestos y movimientos), pero sin ésta no puede actuar. Es más, en la última interpelación de Dante, ya asustadísimo, a Virgilio porque ha comprendido que la decisión, que compete a Virgilio, les implica a los dos (símil de la rana y el ratón), la única solución que se le ocurre es pasiva, esconderse:
Quand' io dissi: «Maestro, se non celi
te e me tostamente, i' ho pavento»
(21-22)
[Cuando dije: «Maestro, si no te ocultas / y a mí pronto, yo me espanto»]
Es la parte racional la que, reconocido al fin lo acertado de la percepción sensorial de la irracional, debe utilizar la razón para deliberar y adoptar las medidas, decidir el mejor medio para llegar al fin deseado (símil del molin terragno [molino de agua]: el agua adquiere mayor fuerza cuando es canalizada antes de la caída, o lo que es lo mismo, la pasión del irascible adquiere la energía adecuada cuando es canalizada por la razón), en este caso continuar el viaje al círculo siguiente. Y así lo hace Virgilio, lanzándose, junto con Dante, por la ladera hasta llegar a su objetivo inmediato, visto que no tienen ningún puente para cruzar entre los dos fosos.
[...] Es éste [el dels dimonis; del cant 21 al 23] uno de los episodios de la Commedia con más abundancia de gestos y símiles (44 y 17 respectivamente), lo que nos lleva inevitablemente a reconocer uno de los espacios de la narración más cargados de contenidos alegóricos.
En efecto, si consideramos sólo el sentido literal, es la narración del paso de Dante y Virgilio por el círculo de los corruptos, en el que presencian el castigo de estos pecadores hundidos en la pez hirviendo y la agresividad y las peleas de los diablos, todo ello muy en la línea del imaginario popular del infierno.
En cambio, si consideramos los significados alegóricos de símiles y gestos, el autor nos da, a través de ellos, toda una serie de contenidos de orden moral y filosófico...
Bé, no sé vosaltres, però jo haig de confessar, amb el fetge a la mà, que he llegit aquests tres cants, els dels dimonis, com qui assisteix a una representació dels Pastorets...i ara això. Definitivament, no m'hi veig de cap ull. I això que duia les ulleres del serca!
ResponEliminaSí! Els dos cants anteriors van ser Pastorets total! I al final d'aquest cant quan Virgili s'enfada perquè el dimoni l'ha enganyat amb les indicacions, també una mica.
ResponEliminaNosaltres anar llegint a peu pla...i tot el que hi ha arribat a trobar aquesta dona. Sembla un altre llibre, escoltin. Passa pas re, els Pastorets també estaven la mar de bé. Ja parlo en vers, amics.
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