Tres notes sobre el cant XX

Giovanni Battista Galizzi, 1943


Di nova pena mi conven far versi
e dar matera al ventesimo canto
de la prima canzon, ch'è d'i sommersi.

Infern XX, 1-3


JOSÉ MARÍA MICÓ
Dante Alighieri. Comedia. Pròleg, comentaris i traducció de José María Micó.
Acantilado, 2018.


El narrador alude por primera vez a la división de la materia en una serie de capítulos (cantos) dentro de partes mayores (cánticas o cantares). Después retoma el hilo de la narración para decirnos lo que vio al mirar hacia el fondo de la séptima bolsa: una hilera de personas llorando, con el cuello completamente retorcido, que avanzaban mirando hacia atrás. Dante nos cuenta que también él rompió a llorar, pues nunca había visto una deformidad tan aberrante, que hacía que el llanto de los condenados bajase por la espalda hasta meterse en sus nalgas. Virgilio le reprocha su ingenua compasión («aquí la piedad es no tener piedad»), porque no ha entendido el pecado de los condenados, que ejemplifica con el primero de ellos, Anfiarao (uno de los siete reyes que participaron en el asedio de Tebas): «miraba demasiado hacia adelante». Se trata, pues, de los adivinos...

ISABEL GONZÁLEZ
JÚLIA BENAVENT
Guía a la lectura de la Divina Comedia
Institució Alfons el Magnànim, 2007.


No falta tampoco en el canto XX del Infierno la preocupación por la estética: todo el canto está cubierto de un halo de belleza y de misterio, tanto en la descripción de los paisajes o en la perífrasis de la luna, llamada Caino e le spine (v. 126) por la leyenda según la cual las manchas lunares representaban la figura de Caín cargado con un haz de zarzas, condenado a vagar así por el mundo por haber sacrificado a Dios los productos más viles de la tierra.

Y mucho menos faltan las digresiones geográficas: primero la región que rodea el lago di Garda, después los paisajes de los Alpes y en medio del lago la fortaleza de Peschiera, el río Mincio y en general toda la campiña veronesa.

Y una vez más, tal vez por la urgencia del caso y por la necesidad de meter al lector en el argumento, Dante de dirige a él: Se Dio ti lasci, lettor, prender frutto / di tua lezione, or pensa per te stesso / com' io poeta tener lo viso asciutto (vv. 19-21), mostrándole que ante tan terrible pena, no puede mantenerse sin llorar.


JOSEP MARIA DE SAGARRA
Comentari al cant XX [de l'Infern]
A: Dante Alighieri. La Divina comèdia. Traducció i comentaris de Josep M. de Sagarra. Selecta, 1983.



Al final d'aquest cant ens trobem amb una curiosa mostra d'astronomia de l'època. Diu el poeta: «Anem, que ja toca el límit dels dos hemisferis, ran de l'ona, sota Sevilla, Caín i les espines»; jo he traduït «Caín i el seu forcat (d'espines)». En el temps del Dant, la gent del poble deia que les taques de la lluna eren Caín que aixeca enlaire un forcat d'espines: per tant, el que toca el límit dels dos hemisferis, no és altra cosa que la lluna. Aquests dos hemisferis son: l'hemisferi terrestre, que té per extrems l'estret de Gibraltar i el Ganges, i per centre Jerusalem; i l'hemisferi líquid, que té per extrems els mateixos punts citats, i per centre el Purgatori.

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