El cant XXIV
La profecia de Vanni, Dalí, 1964 |
Dante Alighieri. Comedia. Pròleg, comentaris i traducció de José María Micó.
Acantilado, 2018.
En los primeros quince versos, el poeta elabora una compleja comparación para explicar sus reacciones ante el rostro de Virgilio: pasa del susto a la tranquilidad, como el zagal que se levanta y cree ver el paisaje cubierto de nieve, pero luego se da cuenta de que es escarcha y de que puede salir con el rebaño. Virgilio y Dante van ascendiendo abrazados, desde el fondo de la sexta bolsa hasta el borde de la séptima, por encima de los cascotes del arco derruido y agarrándose con cuidado a los riscos porque la pendiente es muy pronunciada. Dante acaba agotado y se tumba; Virgilio le reprocha su pereza porque todavía queda mucho camino; para disimular su fatiga, Dante se levanta y habla con su maestro mientras anda. En ese momento les llega una voz confusa y Dante decide acercarse para ver mejor el fondo de la bolsa, que está infestado de serpientes (más que todo el desierto de Libia, Etiopía y Arabia). Entre las serpientes están los condenados, sin escapatoria ni remedio contra sus mordeduras. Un pecador, mordido por una sierpe, se convierte en cenizas en un santiamén, pero después recupera su forma primitiva. Para ayudarnos a entender la escena, el poeta propone dos comparaciones, una erudita (como escriben que el ave Fénix renace de sus cenizas) y otra cotidiana (como se recompone un endemoniado o un epiléptico tras un ataque). Virgilio le pregunta quién es y el pecador responde: Vanni (Giovanni) Fucci, de Pistoya. Dante se interesa por su caso y se muestra extrañado de verlo tan abajo, pues su pecado era la violencia, penada en el círculo anterior; Vanni, soliviantado, le replica que está en el infierno porque robó las joyas de la sacristía y logró que acusaran a otra persona (sucedió hacia 1293-1294). Con la intención de fastidiar a Dante, Vanni Fucci profetiza las hostilidades entre Pistoya y Florencia, que culminarán con la expulsión de los güelfos blancos (entre ellos el mismo Dante).
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