El cant XXVIII

Franz von Bayros

 

ISABEL GONZÁLEZ
JÚLIA BENAVENT
Guía a la lectura de la Divina Comedia
Institució Alfons el Magnànim, 2007


El noveno foso del círculo VIII del Infierno está poblado por una enorme multitud de propagadores de escándalos y cismas; el más importante de todos es el poeta provenzal Bertran de Born. Dante habla con estos condenados. Todos están mutilados en alguna parte de su cuerpo. Un demonio los va hiriendo, según van pasando por delante de él, en una lenta procesión, tan lenta, que en el intervalo sus heridas se van recuperando.

Es todavía el día 9 de abril, Sábado Santo, del año 1300, pero ya estamos en las primeras horas de la tarde.

[...] Llama la atención en este canto la precisión con la que se narra la técnica del contrappasso. El encargado de hacer una detallada explicación es el poeta provenzal Bertran de Born. Cuenta cómo en su vida se dedicó a separar personas y familias muy estrechamente unidas por lazos de sangre, y por ello ahora debe penar su culpa, teniendo separada la cabeza del tronco, o sea el cerebro de la médula espinal, y lo mismo le sucede al profeta Mahoma, que provocó una fractura en la sociedad de su tiempo siendo obstáculo para la unidad religiosa, que está ahora descuartizado desde el mentón a las nalgas; y otro tanto le ocurre a su yerno Alí; éste como fue el fundador de una sola secta islámica, le corresponde menor castigo. En efecto, sólo está rajado desde el mentón a la frente.

Es de destacar la crueldad de la representación de las imágenes y el horror suscitado ante la contemplación de los cuerpos mutilados, que van modulando el canto en sus líneas esenciales y deteniéndose en la descripción de todo lujo de detalles: muñones sangrantes, trozos de nariz, pedazos de oreja, bustos descuartizados...

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