Cigonyes



VIOLETA DÍAZ-CORRALEJO
Los gestos en la literatura medieval
Gredos, 2004. P. 190-191


livide, insin là dove appar vergogna
eran l'ombre dolenti ne la ghiaccia,
mettendo i denti in nota di cicogna.

(Inf. XXXII, 34-36)


Al llegar a la zona de Cocito, los primeros pecadores que ven los viajeros están sumergidos en hielo hasta el cuello y lógicamente están temblando por el frío y con la boca hacen un ruido semejante al que hacen las cigüeñas con el pico.

La crítica ha considerado sólo el aspecto literal de la metáfora, entendiendo que con ella Dante subraya el efecto del ruido que hacen los condenados al castañear los dientes por el frío.

Pero, además, podemos considerar que ha elegido a la cigüeña porque, en su aspecto negativo, puede connotar semejanzas con los condenados en ese círculo.

Ya desde el Levítico (11, 13) la cigüeña es considerada animal impuro. Encontramos, además, que, según Aristóteles, estos animales se introducen en agujeros de hasta cuatro codos para ocultarse. Y en un Bestiario del siglo XII*, se indica que «es blanca en su mitad superior y de color oscuro en la mitad de abajo» y se interpreta que con su «grito [que] produce sacudiendo el pico, representa a aquellos que, mediante llanto y rechinar de dientes, expresan por su boca sus malas acciones».

Éstos son pecadores de traición, lo que puede asociarse al hecho de ser «blancos» por encima, por la parte que ven los demás, y «negros» por debajo, es decir, en sus verdaderas intenciones de traición. El hecho de que las cigüeñas se escondan en agujeros las asemeja a estos pecadores que tienen metida en el hielo la mayor parte de su cuerpo. En cuanto al ruido que hacen los pecadores, es obvio que está producido por el frío pero es también asimilable al grito de que habla el Bestiario. De modo que, aunque realista, no se trata sólo de una simple metáfora para visualizar el gesto sino, una vez más, de una imagen que encierra un contenido alegórico de ese gesto.


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P.S.: De bestiis et aliis rebus, en Malaxecheverría, Ignacio. Bestiario medieval. Siruela, 1993. P. 218-219.

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