El cant d'Ugolino

William Blake, ca. 1826


ISABEL GONZÁLEZ
JÚLIA BENAVENT
Guía a la lectura de la Divina Comedia
Institució Alfons el Magnànim, 2007


Son alrededor de las seis de la tarde del día 9 de abril del año 1300, Sábado Santo. Virgilio y Dante, después de detenerse en la seguna zona del último círculo del Infierno, Antenora, llegan a la tercera, la Tolomea, en la que se encuentran los traidores de los amigos. Allí hablan, entre otros, con Ugolino y frate Alberigo.

En el lago de Cocito, que ya hemos visto en el canto anterior, además de la Caina y la Antenora, se encuentra también la zona tercera, la Tolomea, que es la única a la que van las almas de los condenados antes de morir, y su cuerpo, que todavía vive, es sustituido por el de un demonio.

Si, como hemos visto, en la zona segunda los traidores de la patria y del propio partido están sumergidos en el hielo y solamente se les ve la cabeza, en la zona tercera, los traidores de sus amigos, aquellos que un día les han dado hospitalidad y confianza, están colocados en posición supina, de tal modo que las lágrimas que salen de sus ojos se hielan muy rápidamente en la cavidad de los ojos e impiden la salida de nuevas lágrimas que, al encontrar un obstáculo, se vuelven a meter hacia el interior y agravan el dolor y el sufrimiento.

[...] En el canto penúltimo del Infierno se distinguen muy claramente cinco partes muy importantes: la terrible historia de Ugolino, la invectiva contra Pisa, la llegada a la zona tercera y la descripción del contrappasso, el encuentro con Alberigo y la diatriba contra los genoveses. En efecto, los dos apóstrofes furibundos contra Pisa y los genoveses están dentro de las varias invectivas que Dante realiza a lo largo de este canto contra distintas ciudades italianas, para criticar sus venganzas y sus odios. La de Pisa, además de ocupar la parte central del canto, se distingue de las otras porque, además de la violencia del augurio, completa el terrible episodio de Ugolino y Dante puede desfogar con ella el dolor que siente ante la narración de la historia del conde y la piedad por la muerte de sus hijos. La diatriba contra los genoveses, furibunda y violenta, cierra el canto.

Pero el elemento principal es el conde Ugolino, que es uno de los personajes más célebres del Infierno. Es un personaje fascinante; su figura permanece grande porque es un contraste entre el odio, bestial y feroz, y el amor filial, tierno e impotente. Sólo el dolor puede unir los dos sentimientos opuestos, que de otro modo no podrían jamás unirse.

La narración del conde Ugolino se centra sólo y exclusivamente en el triste final de su muerte y de la de sus hijos. No sabemos sus antecedentes. El propio conde ha sido, sin duda, un traidor, por eso está condenado en este lugar, pero no conocemos su traición y lo que justifica su ferocidad al roer la cabeza del enemigo es la terrible traición del arzobispo Ruggieri, un odio político que implica a los inocentes.

El episodio del conde Ugolino señala una pausa lírica en el clima glacial del último círculo del Infierno, pero al mismo tiempo, el propio Ugolino es parte de ese frío escenario, porque bestial es el acto en el que se nos presenta y humano el recuerdo de la pena de sus hijos.

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