Benvinguts al regne de la calma

Biblioteca Nacional de España



ISABEL GONZÁLEZ
JÚLIA BENAVENT
Guía a la lectura de la Divina Comedia
Institució Alfons el Magnànim, 2007


Dante concibe el Purgatorio como una estructura especular, simétrica respecto al Infierno. En efecto, su colocación, en las antípodas de Jerusalén, es diametralmente opuesta a la del Infierno. Tiene una forma de tronco de cono exactamente igual a la del reino infernal. Se trata de una montaña formada por la porción de tierra que se retrotajo para evitar el contacto con Lucifer, el príncipe de los demonios, expulsado del cielo por su pecado de soberbia.

El Purgatorio se representa como una montaña en medio del océano cuyas aguas cubren toda la superficie del hemisferio austral. A los pies de la montaña del Purgatorio se encuentra la playa custodiada por Catón, adónde llega la barca guiada por el ángel y que transporta las almas que se han reunido en la orilla del Tíber —símbolo de la salvación, para Dante, frente al Aqueronte que representaba la condena—.

Lo mismo que el Infierno, también el Purgatorio está dividido en nueve partes: el Antipurgatorio, lugar en el que esperan su purificación aquellos que se han arrepentido de sus pecados en el último momento de sus vidas, siete cornisas y el Paraíso Terrenal.

También el Purgatorio está dividido en tres partes: el Antipurgatorio, que se corresponde con el Limbo del Infierno, dividido a su vez en tres secciones: la playa, el primer y el segundo rellano en la pendiente de la montaña, i balzi, donde está el valle de los príncipes; el purgatorio propiamente dicho, constituido por siete grandes cornisas circulares, lugar en el que se encuentran las almas penitentes y el Paraíso Terrestre.

Tanto el Antipurgatorio como el Limbo hospedan a las almas de los pecadores, atormentados por el deseo de ver a Dios, pero mientras que en el Infierno no se podrá cumplir jamás, pues allí han de permanecer eternamente, en el caso del Purgatorio éste podrá cumplirse algún día tan pronto hayan sido purificados y puedan ascender al Paraíso.

Una vez que se traspasa el umbral del Purgatorio vienen las siete cornisas en las que están distribuidos los pecadores: supervi, invidiosi, iracondi, accidiosi, avari, golosi y lussuriosi. Atravesada la séptima cornisa se accede al Paraíso Terrenal, lugar en el que se olvida el recuerdo del pecado y se enciende todavía más el deseo del bien. Aparecerá Matilde para anunciar la presencia de Beatriz y la procesión mística. Al aparecer el carro triunfal en el que va Beatriz, Virgilio desaparece y Dante ya está preparado para subir al Paraíso.

Para la clasificación de los pecados y la distribución según las culpas en el Purgatorio, conviene leer el canto XVII (también recordar el canto IX del Infierno). Allí, en un descanso de la subida, Virgilio le explica a Dante la base filosófica de tal distribución.
No olvidemos que la principal diferencia entre el Purgatorio y los otros dos cantares es la siguiente: mientras que en el Infierno y en el Paraíso todo es eterno (en el Infierno las penas serán para siempre porque los pecadores permanecerán allí eternamente; en el Paraíso las almas vivirán felices eternamente), en el Purgatorio los sufrimientos terminarán algún día. Pero existe también otra diferencia muy importante: mientras el Infierno es para Dante y Virgilio el reino de la prisa (desde el lasciate ogne speranza que está escrito en la puerta del Infierno hasta que ambos poetas vuelven a ver las estrellas, apenas se paran para hablar con los condenados), porque sienten una verdadera urgencia por abandonar tan terrible y tenebroso lugar, el Purgatorio es el reino de la tranquilidad, de la calma (Virgilio pregunta repetidas veces a los condenados el camino mejor, Dante llega, incluso, a dormirse, en varias ocasiones) y si en el Infierno Dante se sentía un extraño, aquí se integra perfectamente.

TEMAS FUNDAMENTALES

De entre los muchos argumentos tratados, los temas fundamentales del Purgatorio son los siguientes:

El afecto: destaca el tratamiento de los sentimientos del corazón humano, empezando por la amistad, la cordialidad, la gentileza que marcan los múltiples encuentros de Dante con sus amigos: Nino Visconti, Oderisi da Gubbio, Forese Donati. Son amigos dispuestos a recordar sus experiencias antiguas y sobre todo a confesar sus culpas con la esperanza de la redención y la purificación final.

El peregrinaje: el Purgatorio es el cantar de la purificación progresiva. Para llegar a la meta final, Dante debe realizar un camino lleno de dificultades, vencer muchos obstáculos y hacer un verdadero pellegrinaggio sin detención, sin pausa porque el deseo de subir al cielo es cada vez más grande. Y no sólo Dante sino también Virgilio, que se ve obligado a preguntar continuamente por el camino mejor, más fácil, menos fatigoso y más corto para la ascensión.

La luz: por fin, después de la oscuridad terrible del Infierno, aparece por primera vez la luz. Desde el primer canto que se abre con figuraciones luminosas, hasta el último, el tema de la luz es fundamental y sirve para la preparación del triunfo total de la claridad en el Paraíso.

La política: como en el Infierno, donde Dante confirma la importancia del Imperio Universal y la relevancia de Roma, criticando duramente la política de Florencia, también en el Purgatorio la política es un tema fundamental para Dante que denuncia ásperamente, en esta ocasión, la corrupción de Italia y particularmente la de la Iglesia, los due soli, el poder eclesiástico y el poder imperial, aunque sin abandonar la esperanza de la regeneración.

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