El cant de la sol·licitud
GLAUCO CAMBON
«El canto V del Purgatorio: las modulaciones de la solicitud»
A: Dante en su centenario. Taurus, 1965
No podría decirse de otros muchos cantos, como evidentemente del Canto V del Purgatorio, que su estructura temática recapitule el movimiento de la Divina Commedia entera. Este lo consigue volviendo la mirada a la tierra de los vivos y recogiendo finalmente el eco del mundo infernal, mientras que en su punto culminante prefigura el Paraíso; en rigor, puede advertirse en el Canto una anticipación paradisíaca, incluso antes de que la voz transfigurada de Pia de' Tolomei llegue a sugerir la paz celestial como una antífona a la recordada turbulencia de asesinatos, batallas y calamidades. Pocos cantos exhiben tanta variedad de tonos, y ninguno repite tan completamente el gesto fundamental de la Commedia desde la perspectiva del Purgatorio: una perspectiva privilegiada para nuestro poeta, que puede gozar aquí la doble ventaja de la cercanía a la tierra, a la historia humana con sus pasiones, y de la apertura al cielo.
[...] Después del lóbrego relato de Jacopo del Cassaro acerca de su sangrienta muerte, y de la historia de Buonconte sobre el poder que el infierno maneja en la tierra, la femenina dulzura de Pia de' Tolomei trae un vislumbre de paz paradisíaca al tempestuoso contexto. A diferencia de sus toscos compañeros masculinos, ella evita los detalles espantosos y —como prefiguración del estilo del Paradiso— nos da la esencia purificada de su destino en la tierra («Siena mi fè; disfecemi Maremma»). Esto se evidencia incluso en su elección del verbo más simbólicamente comprensivo para indicar la acción de la muerte (me deshicieron las Marismas) frente al realismo específico del 'caí', tanto por parte de Jacopo como de Buonconte («Corsi al palude, e le cannucce e'l braco / m'impigliar sì, ch'i' caddi...»; «e quivi / caddi e rimase la mia carne sola»).
Así la dulce Pia, a mitad de camino entre Francesca y Beatriz, corona esta epopeya escorzada de la Italia medieval con su pacífica canción; y obró del modo mejor porque se revela como la esencia misma de la solicitud, en este canto en que la solicitud proporciona la nota clave frente al fondo de la desolación y el descuido del mundo. Jacopo y Buonconte instan a Dante a que obtenga para ellos las oraciones de los supervivientes; ella piensa primero en el fatigoso viaje de Dante, como lo haría una hermana, y en el descanso que tendrá que tomarse antes de ocuparse de sus embajadas del mundo de los muertos. Su mayor desasimiento de la tierra y del egoísmo se muestra también en la discreción de su petición a Dante a quien solo ruega que se acuerde de ella, mientras que Jacopo le da instrucciones precisas sobre lo que debe hacer por él en su ciudad natal de Fano, y Buonconte se queja de que «Giovanna o altri non ha di me cura». Jacopo hasta suspira por el mundo que ha dejado cuando considera que, si no hubiera seguido el camino equivocado para escapar de sus perseguidores, «todavía estaría allí donde se respira». Es un rasgo comprensible en un hombre de acción el que deplorase pasajeramente la ocasión perdida de nuevos hechos sobre la tierra, mientras que Pia, víctima pasiva, sólo piensa en sí en términos pasivos, incluso estilísticamente («Siena me hizo; me deshicieron las Marismas;...lo sabe aquel que...me puso su anillo de boda»). Es igualmente comprensible que ella, una mujer, aludiese a su marido asesino (sin mencionar su nombre, desde luego, como para exorcizarlo en el acto mismo de traerlo a la memoria) y pensara obstinadamente en la ceremonia nupcial.
Pero todo el Canto ha sido una ceremonia que ejecuta la progresión de la solicitud, como bien saben aquellos que recuerdan su «carne abandonada» y su nombre olvidado entre los vivos («non ha di me cura...». La caracterización dramática ha experimentado una gradual elevación hasta la coreografía ritual y la canción coral, tal como son dirigidas por el corega Jacopo y concluidas por la voz de soprano de Pia. Entre la indolencia de Belacqua en el Canto IV y la explosión de violencia patriótica de Dante en el Canto VI, el despertar y la intensificación de la cura están convenientemente colocados en el Canto V. Como un embajador de los muertos, Dante habla a los vivos, y si se preocupa del destino individual de cada alma del Purgatorio, más se cuida aún del destino común de Italia y de la cristiandad, que abarca a los vivos y a los muertos. Pero sólo a un poeta —especialmente un poeta entre poetas, aquí en el Purgatorio— puede confiársele tal misión, y la desgana ocasional que él y Virgilio muestran para con las apiñadas almas que anhelan ser oídas, es únicamente una dramatización irónica de este solícito cuidado. Las almas que se amontonan alrededor de Dante en los Cantos V y VI son personajes en busca de autor. Como las figuras de Pirandello en la pieza de ese nombre y en un cuento corto relacionado con ella, estas almas solicitan su futuro autor porque quieren existir más plenamente. Es una doble liberación la que aguardan de él: que consiga preces en su favor para acortar su período de espera en el Purgatorio, y que renueve su recuerdo en la tierra, asignándoles una morada y un nombre en su poema. Si no puede satisfacerlos a todos, esto sólo dramatiza la magnitud de su tarea como poeta, como el intermediario zwischen zwei Welten (Entre dos mundos), y su conciencia de la imposibilidad de justificar enteramente su misión. Pero el hecho de que algunos de estos inquietos espectros encuentren su autor en Dante confirma el éxito de éste, aunque objetivando para nosotros el avance de la solicitud como el drama de la poesía, que toma forma precisamente aquí, en este Limbo del Purgatorio, en el umbral de un umbral: donde el interés del poeta por sus expectantes criaturas es más urgentemente necesario, y donde coincide con su interés por el mundo que aquéllas compartieron una vez.
Una anàlisi molt interessant. El Purgatori s'adreça a l'acció dels vius - no ho havia pensat en aquests termes. Em va agradar molt la connexió del cant IV amb Beckett, que no se m'havia acudit. I ara el contrast entre l'actitud de Pia i els dos homes.
ResponEliminaCom tu apuntaves, Matilde, hi ha una connexió entre la Francesca de l'Infern i la Pia del Purgatori, com si aquesta fos un pont d'enllaç entre el pecat de la carn d'on veníem i la puresa ideal de Beatriu, que encara ha d'arribar.
M'ho estic passant molt bé amb la lectura. Gràcies per tots els materials, són molt útils. A reveure!
Em costa una miqueta més trobar material sobre el Purgatori, la veritat. Però no passa pas res, hi estic xalant de valent.
EliminaFins aviat, Noemí!