El cant XI

Divine Comedy Purgatory, canto XI: The Proud, Fiona Hall, 1988



JOSÉ MARÍA MICÓ
Dante Alighieri. Comedia. Pròleg, comentaris i traducció de José María Micó.
Acantilado, 2018.


El canto comienza con la plegaria de los pecadores arrepentidos, una especie de glosa al padrenuestro, y dado que los penitentes ruegan por nosotros —escribe Dante tras oír la oración—, también nosotros debemos ayudarlos a soportar la carga que arrastran y a lavar su mancha. Virgilio augura a los espíritus una pronta sanación y les pide que les indiquen el mejor camino, porque Dante es un mortal y se cansa. Les responde Umberto degli Aldobrandeschi, quien, abrumado por el peso de la roca, no puede ver a los poetas ni es visto por ellos: reconoce que su gran soberbia le llevó a despreciar a todo el mundo y acabó procurándole la muerte (fue asesinado hacia 1258-1259). Dante baja la cabeza para escuchar mejor y entonces otro espíritu se gira con gran esfuerzo y ambos se reconocen: es Odersi da Gubbio, un célebre miniaturista que, en su conversación con Dante, hace algo que nunca habría hecho en vida y reconoce el mérito de otro artista que lo supera, Franco Bolognese. Oderisi se extiende en consideraciones morales sobre la vanagloria humana y la fugacidad de la fama, poniendo ejemplos artísticos: en la pintura, Cimabue ha sido eclipsado por Giotto, y en la poesía un Guido (Cavalcanti) le ha quitado al otro (Guinizelli) «la gloria de la lengua», y tal vez ha nacido ya quien los supere a ambos (no hay que ser muy imaginativo para proponer a un candidato). En conclusión, la fama es un cuento muy breve, y lo demuestra otro espíritu al que Oderisi señala: su nombre resonó en toda la Toscana y hoy ni siquiera lo conocen en Siena. A ruego de Dante, lo identifica: es Provenzano Salvani, gibelino sienés que dominó Florencia en los años siguientes a la batalla de Montaperti (1260) y murió decapitado en 1269 tras la victoria gëlfa de Colle Val d'Elsa. Dante no entiende por qué Salvani está ya ahí, pues no ha podido cumplir el plazo de espera de los arrepentidos en trance de muerte. Oderisi le explica que se arrepintió en vida y que lo mostró públicamente al humillarse y pedir limosna para el rescate de un amigo, venciendo la vergüenza y la soberbia; la última frase de Oderisi, que él mismo dice que puede resultar oscura, pronostica que Dante entenderá un día lo que significa tener que pedir ayuda, en una nueva alusión a su exilio.

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