Estaci
Amos Nattini, 1923 |
ERICH AUERBACH
Dante, el poeta del mundo terrenal. Traducció de Jorge Seca.
Acantilado, 2008.
...el encuentro entre Estacio y Virgilio (Purgatorio XXI). El poema despliega aquí la riqueza de medios de que dispone gracias al tema y al escenario de la acción, y los pone al servicio del motivo del encuentro del padre espiritual con su discípulo. Su existencia en la Tierra transcurrió para ambos en tiempos distintos, no se conocen; han pasado doce siglos desde que vivieron, Virgilio se halla en el limbo con los paganos, Estacio, según la ficción de Dante, es un cristiano clandestino que expía en el Purgatorio; y en el momento en el que Virgilio conduce a su discípulo por el Purgatorio, Estacio está llegando al final de su tiempo de purgación, se siente libre y preparado para ascender a los cielos, un terremoto anuncia la redención de una alma; comienza la ascensión y a los dos caminantes se les junta este tercero, todavía desconocido, que no sabe a quién tiene delante de sí. Habla de su vida y de su obra poética, y acaba con el elogio de Virgilio diciendo que la Eneida fue su nodriza y sin ella no habría sido capaz de nada; por haber vivido cuando vivió Virgilio, con mucho gusto habría permanecido un año más en el Purgatorio esperando su redención. Con estas palabras, Virgilio se vuelve a Dante y con un gesto le ordena que guarde silencio: «mas no siempre el querer los actos guía...Yo le hice un guiño sonriendo, pero calló entonces la sombra y observome los ojos..."Así corones tu obra —interpelome—, ¿por qué hace unos momentos tu semblante de sonrisa un relámpago mostrome?". Preso de ambos me encuentro en este instante: uno me hace callar, y me conjura otro a decir; y, al verme suspirante, comprende el guía y "No tengas miedo —dice— de hablar"..."Puedes —le dije yo— maravillarte, alma antigua, porque antes sonreía, mas mayor maravilla he de causarte. Éste que mi mirada a lo alto guïa es el Virgilio aquel"...Él se inclinó para abrazar sus pies y "No hagas tal —le dijo— hermano amado, que una sombra eres y una sombra ves".
Y él, poniéndose en pie: "Ya has comprobado
Del amor que te tengo el fuego ardiente:
Que nuestra vanidad he olvidado
Dando a una sombra cuerpo consistente"».
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